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EL ARTE MÁS FÁCIL DE CREAR: DE STIJL

  • A. Marrón
  • 8 ene 2017
  • 3 Min. de lectura

Autorretrato en 1918, 88 cm × 71 cm, Museo municipal de La Haya​

Nada podía ser más fácil que el arte creado por el grupo De Stijl:

a) "toma varios planos de diferentes tamaños,

b) sitúalos armoniosamente de forma asimétrica,

c) sepáralos mediante rectas negras que se cruzan,

d) aplíca los colores básicos aquí y allá,

e) rodéalo todo de blanco o gris”


Eso bastaba para llegar a transformar el mundo plástico. Así concibieron Piet Mondrian, Theo van Doesburg y unos pocos más la revolución esencialista más sorprendente que cabía en 1915, cuando hacía apenas unos años se había asestado un golpe rupturista al arte figurativo.


Cada vez que un artista se acerca a la esencia de las cosas, como hicieron los innovadores que formaban De Stijl, su hallazgo suele ser tan deslumbrante y, en apariencia, tan fácil, que despierta a infinitos seguidores…que acaban trivializando el nuevo camino.









El mundo visual a partir de Mondrian y van Doesburg ya nunca volvió a ser el mismo. Habían creado un nuevo código tan sugerente que nunca ha dejado de utilizarse torpemente, por mero decorativismo. Las obras originales, sin embargo, siguen siendo un hallazgo inquietante.

Van Doesburg era un pintor autodidacta que con obcecación mesiánica creyó que le había tocado desarrollar una misión trascendental: propagar los principios estéticos que conocemos como De Stijl. Como un misionero. Era tenaz y, al tiempo, intransigente. Todo el pensamiento quiso legarlo y expandirlo en la nueva revista que creó con ese fin dándole el nombre del movimiento.


En un difícil principio, la revista se llamó “La línea recta” y finalmente pasó a ser “el estilo”, De Stijl, como síntesis comprensiva de su ambiciosa revolución. Van Doesburg, sin duda era un intemperante creador.





Piet Mondrian, otra cosa


Mondrian hizo en el primer número de la revista, que comunicaba al mundo un punto y aparte en el arte, un despliegue programático de los nuevos principios…del arte. ¿ Qué otra cosa podía ser? El nombre, la marca, nacieron laboriosamente de unos cerebros enfervorecidos por el hallazgo fascinante: nació el neoplasticismo.


Mondrian sabía el largo camino que había recorrido hasta llegar a este punto: había sido impresionista, puntillista, simbolista, cubista, adepto al luminismo. Y como tantos en el siglo XX, había aceptado que solo la abstracción le podía dar un lenguaje limpio de intoxicaciones, capaz de integrar en un solo camino, todos los circulados hasta ese momento.


Era austero hasta la esencialidad. Un artista cuanto más limita voluntariamente los recursos a utilizar, más ve engrandecido el horizonte a alcanzar. Les pasa a casi todos los artistas en esa encrucijada.





El mundo ideal de Piet Mondrian era puro, espiritual; en consecuencia, silencioso, imperturbable. Un cuadro suyo representa el equilibrio entre fuerzas, pesos, colores, perímetros.


El gran conflicto


Entre estos dos titanes – Mondrian y van Doesburg- en busca de la esencia, surgió una diferencia irreconciliable que fracturó su comunidad de concepciones: la diagonal.

Cuando en los años sesenta leía la crónica de sus diferencias en torno a la diagonal, no les llegaba a comprender y el conflicto me parecía una frívola disquisición. Después he comprendido que cuando dos seres habían llegado a concebir su neoplasticismo también tienen una exigencia intelectual extrema.


Van Doesburg creía que el universo De Stijl podía aceptar la diagonal en el equilibrio de planos y colores. Muchos colegas la habían utilizado.


Mondrian era más estricto; a su juicio, la diagonal introducía una transgresión, pequeña en apariencia, pero brutalmente desestabilizadora. Sin duda era la parte de un más amplio desacuerdo pero ambos se sintieron embriagados con la exhibición de su mutua intransigencia.


Me tengo por irreverente ante los estilos pero, contra mi propio pronóstico, hoy apoyaría la inflexibilidad de Mondrian.


Van Doesburg murió en Davos (Suiza), en 1931, a los 48 años. Tuvo tiempo en su corta vida de enemistarse con Mondrian, Oud, Gropius, Van der Lek…Dos años antes de su muerte planeaba fundar otra revista de arte de vanguardia.


Piet Mondrian murió en Nueva York, en 1944, a los 72 años, Su pintura había evolucionado hacia un mayor ritmo de colores cálidos y brillantes, influenciados por la estética del espectáculo.

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