HOWARD HODGKIN: UNA VIDA PINTANDO EMOCIONES
- denilopezp
- 21 may 2017
- 3 Min. de lectura
El pasado 9 de marzo murió en Londres Howard Hodgkin a los 84 años. Estuvo pintando prácticamente hasta que le llegó el punto final y dejando pendientes dos grandes exposiciones para este mismo año.
Los medios le han despedido con admiración y atribuyéndole la categoría del mejor pintor abstracto en el arte inglés, pero el se resistía a esa catalogación. En 1995 pude conocerle personalmente cuando el Metropolitan de Nueva York le dedicó una magna retrospectiva. David Hockney me lo presentó ampulosamente con su habitual retranca: “Te presento al mejor pintor abstracto inglés…”

Hodgkin con un estilo de humor más sobrio le interrumpió: ”Perdona, David, maybe te sobra el termino abstracto…” Y la broma se aprovechó para que Hodgkin nos explicara su tesis de que él realmente no se sentía un abstracto sino una suerte de figurativo dedicado a reflejar emociones. Dado el estilo que ha practicado en la mayor parte de su vida, ha tenido que reiterar esa explicación, ante el mundo del arte que seguía viéndole como un excepcional abstracto.

Entiendo, creo, perfectamente su arte. En realidad, Hodgkin ha estado sus años más productivos al servicio del color. Podemos entenderle como un figurativo que retrataba al color y el color siempre es el código más próximo para entender las emociones.
Sus obras están llenas de materia, llegan a dar la impresión de que puedes restregar los dedos, mezclar los pigmentos desplegados y hasta oler la materia. En general ha trabajado sobre madera en lugar de utilizar los lienzos que podían no resistir sus gestos vigorosos. En muchos casos, extendía sus trazos saturados de materia a los marcos de la obra, lo que da esa impresión pretendida de que el color emocional no entiende de límites.
Howard Hodgkin consigue un difícil objetivo: sus abstracciones no quedan en una armónica propuesta estética; van más allá y siempre transmiten los fuertes trasfondos emocionales de la vida, sean de amor, frustración, placer, belleza, amistad, lucha…
Bio: Howard Hodgkin nació (1932) en el barrio de Hammersmith. Tras su educación básica pasó por la Escuela de Arte de Camberwell, por la Academia de Arte de Bath, hasta llegar a exponer en Londres por primera vez en 1962. Comenzó a pintar con fórmulas rígidas, basadas en curvas, ángulos agresivos y con una reducida paleta de colores.

En los siguientes diez años, evolucionó hacia fórmulas más espontáneas en las que entraban colores más vivos y unos motivos que llegaban a ser levemente reconocibles.

Con frecuencia, sus siguientes cuadros parecen reflejar encuentros con amigos, lo que el denomina situaciones emocionales, que solo cierta abstracción puede representar fielmente.
Es curioso conocer que buena parte de los cuadros de Hodgkin llenos de aparente espontaneidad han esperado años en su estudio hasta darlos por finalizados, después de esporádicos cambios y agregaciones.
En 1984 Hodgkin fue el representante del Reino Unido en la Bienal de Venecia, en 1985 obtuvo el Premio Turner.
Además de la gran retrospectiva en el Metropolitan (1995)se mostró su obra en la Scottish National Gallery of Modern Art(2002), en la Tate Britain (2006),el Irish Museum of Modern Art (2006)y en el Reina Sofía (2007).
En 1954 se casó con Julia Lane, una compañera de estudios, con la que tuvo dos hijos, Louis y Sam. Su condición homosexual era conocida y aceptada sutilmente por él mismo, hasta que en 1978 la asumió públicamente reconociendo una relación estable con el crítico musical Antony Peatty.
Al igual que nuestro común amigo David Hockney, que nunca ocultó su homosexualidad, trasladó a muchos de sus cuadros su atracción por el género masculino. A diferencia de Hockney que exhibía libremente tal impacto, Hodgkin se resistía a aceptar que influyera en su pintura.
Todas las emociones, de uno u otro origen, que pasaran por la mente de Hodgkin consolidaron una pintura fresca, seductora, pletórica, hasta los últimos cuadros en los que trabajaba días antes de su muerte.




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