top of page

GRAFITI LA VERDADERA REVOLUCIÓN DE LOS ÚLTIMOS CIEN AÑOS

  • denilopezp
  • 16 dic 2017
  • 2 Min. de lectura

La última revolución, donde las cosas conocidas del arte parecieron quedar heridas en su razón de ser fue la que vino de los primeros abstractos: Kandinsky y los demás que siguieron llegando.


Pero el grafiti se ha reído de todo: del abstracto, informalista o no; de las deformaciones cubistas, surrealistas, etc. Se ha reído de los espacios previsibles para contener la expresión artística. No hay lienzos: saco los sprays donde me da la gana y donde no veo a nadie que me pueda frenar.


El grafiti es un trabajo urgente e ilegal, algo que nunca había experimentado el arte como vía normal de actuar. Ni los expresionistas, incluido Pollock, se sentían tan presionados por las prisas y, desde luego, no estaban acosados por la policía y los vecinos.

El grafiti apenas se corrige a sí mismo; cuando algo sale mal, simplemente se desfigura aplicándole rociadas de un color que neutralice todo. Con frecuencia, es tras estas operaciones destructivas cuando nacen las creaciones más vitalistas.


La esencia del mejor grafiti tiene una sinceridad desconocida. Los grafiteros repiten incansablemente versiones de la firma o del lema que han adoptado como símbolo de identidad inequívoca. ¿Qué hubiéramos pensado si Picasso hubiera dedicado cientos de lienzos a la reproducción exclusiva de su firma ocupando todo el espacio?


Como era previsible, la masificación de los buenos ( malos y peores, también) grafitis ha impulsado a este arte a otras derivas en las que busca salir de su origen y convertirse en una técnica realista en espacios pactados…pero eso es otra cosa: una simple variante del arte muralista y ya la teníamos catalogada.

Bansky, probablemente el mejor en el género figurativo junto a los que le están siguiendo, lo único que conseguirán es amanerar al grafiti. Pero con todo derecho: un arte libre debe acoger a cualquiera y con cualquier pretensión.


Todas las ciudades del mundo, tarde o temprano, se han llenado de grafitis pero nada ha sido tan fantástico como el metro de Nueva York, en el que sus vagones en los años 70 y 80 estaban saturados con las firmas y consignas de creadores que acudían en buscan de notoriedad. La mayoría de los grafiteros de Nueva York añadían a sus lemas el número de la calle de la que procedían. Las líneas más fantásticas eran las del Bronx y el SoHo. Era más trascendente comprobar las firmas emergentes en los vagones que las exposiciones que estaban en el MoMa…

Para mí, encontrar cuando llegaba a Nueva York (en el SoHo, sobretodo) algún grafiti de Jean Michel Basquiat recreando su logo SAMO (SAMe Old shit) era fantástico, aún sin saber entonces quién era su autor, por el mero hecho glorioso de celebrar “la misma mierda de siempre”


En los mismos años que Basquiat, Keith Haring ya estaba utilizando las instalaciones del metro de Nueva York para darse a conocer: buscaba los soportes preparados para la publicidad y dibujaba en ellos sus siluetas imperecederas. Pero era otra cosa…


La esencia del grafiti es la repetición persistente de un mismo signo, la agresión a una propiedad ajena y una corta expectativa de vida de cada obra; todos ellos componentes de una gran emoción.

 
 
 

Comments


© 2016 por i-lusion. Creado con Wix.com 

28036, Madrid

  • Facebook Clean
  • Twitter Clean
bottom of page